Los educadores tienen un papel fundamental y frente a las crisis por la pandemia no deben tener una actitud negativa, por el contrario, su actitud debe ser positiva y optimista para impulsa los esfuerzos de la sociedad.
El cierre de escuelas debido a la emergencia sanitaria ha transformado la educación formal de millones de niños, adolescentes y jóvenes de tal forma que hoy es incierto conocer qué tanto han aprendido con la metodología emergente que se ha adoptado para continuar las clases, pero además ante la crisis ecológica, social, económica y en general de la civilización que surgieron por la pandemia, hacen cuestionarse si en realidad el currículum formal podrá seguir siendo válido.
Para Catalina Olga Maya Alfaro, docente de los posgrados en Educación de la Universidad Intercontinental (UIC), la realidad educativa que ha cambiado en menos de un año ha tenido transformaciones inesperadas que ahora han llevado a cuestionar a la escuela misma, la función del maestro, la función del hogar, la función de los contenidos curriculares, es decir, de los programas de estudio.
Reconoció que, ante la necesidad de cerrar las escuelas, ciertamente se han dado importantes esfuerzos por parte de autoridades, escuelas, maestros y familias para no dejar a la deriva la educación; pero el cambio de vida ha presentado nuevos retos.
“Sí se puede decir que hay avances, pero ¿qué están aprendiendo los estudiantes? En términos de sus experiencias, de sus vivencias, de sus pérdidas, de cómo ven el mundo, de cómo se sienten, de cómo están enfrentando esta situación junto con sus familiares”, cuestionó.
Maya Alfaro resaltó que la irrupción de la pandemia ha hecho que las escuelas no estén físicamente donde estaban, sino que hoy se encuentran en cada hogar sí con los maestros, sí con las autoridades educativas locales; pero también está con los padres de familia, con los tutores, con los hermanos mayores.
Está en espacios físicos donde se ha podido diseñar un espacio que hoy se ha convertido en aula, y también está con los maestros quienes han diseñado un espacio tipo salón de clases. Esta forma de ver hoy la escuela y los hogares es lo que de alguna manera se ha llamado la domiciliación de lo escolar, donde se ha trasladado al espacio doméstico todas las prácticas, formas que eran propias de la escuela.
Estos aspectos han frenado las orientaciones que se plantearon en la nueva reforma de política educativa las cuales no estaban pensadas, por supuesto, en la crisis que ha traído la pandemia, por ello advirtió que ante el cambio de paradigma es indispensable una reflexión y adecuación de muchos aspectos que no se contemplaban en los cambios del modelo educativo ya que vivíamos en otro contexto.
Asimismo, señaló que las propuestas de equidad, excelencia, justicia, derecho a la educación que enarbola la Nueva Escuela Mexicana en la Cuarta Transformación deben ser replanteadas, ya que no encajan con lo que hoy se vive, debe darse un giro en la educación matizado transversalmente por el contexto de la pandemia, que es lo que está marcando la vida en la sociedad.
Educadores fortaleza de la sociedad
La doctora Olga Maya afirmó que los educadores tienen un papel fundamental en la sociedad, y frente a las crisis que se han derivado de la pandemia, “no podemos tener una actitud negativa, no nos podemos dar permiso de tener horizontes u opiniones pesimistas, somos uno de los actores que tienen un papel trascendente de una mirada, y una actitud positiva, optimista para impulsa los esfuerzos” desde las familias, las autoridades, los profesores y las escuelas.
Sin embargo, advirtió que los esfuerzos que se hacen desde distintos ámbitos están dispersos, quizá porque son nuevos o porque estamos en pleno proceso de aprendizaje y todo aprendizaje es una construcción, “esos esfuerzos si bien más o menos los tenemos detectados aún creo que no han madurado, todavía no están muy claros y todavía no se han articulado”.
Asimismo, consideró que es necesario unir esfuerzos de especialistas, investigadores, profesores y estudiantes a fin de registrar, indagar, narrar, sistematizar, reflexionar y proponer responder a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes en el contexto actual.
Hacer propuestas es la tarea de la investigación educativa, de la indagación aquí tiene un fuerte reto y desafío para detectar y dar a conocer esos esfuerzos que se vayan articulando por la misma comunidad, sociedad, los mismos grupos para poder dar respuesta a los nuevos tiempos, quizá esta sería la construcción de la nueva normalidad, insistió.
Maya Alfaro señaló que, no necesariamente debe pensarse en un sistema educativo jerarquizado, sino más bien horizontal y más colectivo, además consideró que existen acciones dispersas que están muy en lo local y en lo cotidiano por lo cual destacó que es necesario recuperarlas y nombrarlas para poder interpelar a un mundo diferente y mirando a un horizonte de posibilidades mucho más constructivas, mucho más solidarias y de conformación de interacciones de otra manera, porque ya vimos que la que teníamos no está ayudando en esta crisis.
Olga Maya dijo que “es necesario establecer nuevas relaciones con la tierra, con el mundo, con nosotros mismos con la sociedad para dar un giro justamente a lo que sería la Nueva Escuela Mexicana en el contexto o en el escenario de lo global porque la pandemia no es exclusiva del país, entonces desde lo local pudiéramos armar propuestas, siempre y cuando estén articuladas”.
En esta propuesta, en estos esfuerzos, hay que revisar los currículums porque así como están, están diseñados para otra época y momento, no son las mejores propuestas para aprender para la vida y para ello hay que poner en cuestión qué se necesita aprender hoy, y eso significa recuperar experiencias, esfuerzos, visiones, vivencias que nos permitan configurar los contenidos que den respuesta hoy y lo que nos espera en un futuro inmediato.
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